Historia de una traición
Los cambios sociales no se producen cuando las cosas van mal sino cuando la gente cree que falta poco para que vaya a mejor, cuando se tiene la impresión de que algo falla y de que los gobernantes no creen en su ideología y sobre todo se producen cuando se encuentran motivos para el cambio.
Este es el caso del momento histórico que os está tocando vivir a vosotros los socialistas vascos.
Muchos historiadores mantienen que el hecho fundacional del cristianismo se apoya sobre la Santa Cena. El hecho de la traición de Judas Iscariote es estudiado por los teólogos como la primera de las pruebas que Jesús de Nazaret tendría que superar en lo sucesivo.
Las similitudes entre estos hechos y la realidad política y social en la que vivimos, aunque pueda parecer mentira, es la misma, el hilo conductor de la traición da forma y estructura a ambas realidades.
La traición continua y permanente que ha sufrido el pueblo vasco, en todos estos años no les ha permitido tomar resuello, ni pensar en determinados momentos por ellos mismos. Fuisteis traicionados por aquellos que como hecho fundacional abrazaron al odio, la muerte, la extorsión y el asesinato. Fuisteis traicionados por aquellos que ante tan ignominiosa situación optaron por la equidistancia y el manejo político de la circunstancia. Además fuisteis traicionados por aquellos otros que a toda costa intentaron sacar rédito político enfrentando a las diferentes comunidades.
Bien, compañeros y compañeras socialistas, estamos en el momento histórico en que los ciudadanos y ciudadanas perciben que las cosas pueden ir a mejor, y es vuestra responsabilidad ética y política encauzar estas energías para salir del zulo de la amargura, abrir las alamedas como diría Allende, y si alguien alberga algún tipo de duda ante estos hechos, pronto tendrá una muestra inequívoca de que esto es así, veremos con asombro y pavor como el PNV y el PP se unen y cierran filas a los socialistas ante la nueva situación, si no al tiempo.
Por todo, quiero deciros que debemos ganar todas las elecciones, estas y las próximas. La democracia debe inundar y cauterizar todos los rincones donde el sórdido odio haya anidado, ningún socialista del país podremos sentirnos libres, mientras que el título de Lehendakari no recaiga sobre un socialista vasco.