20 mayo 2007

Historia de una traición

Sevilla, 20 de mayo de 2007


Los cambios sociales no se producen cuando las cosas van mal sino cuando la gente cree que falta poco para que vaya a mejor, cuando se tiene la impresión de que algo falla y de que los gobernantes no creen en su ideología y sobre todo se producen cuando se encuentran motivos para el cambio.

Este es el caso del momento histórico que os está tocando vivir a vosotros los socialistas vascos.

Muchos historiadores mantienen que el hecho fundacional del cristianismo se apoya sobre la Santa Cena. El hecho de la traición de Judas Iscariote es estudiado por los teólogos como la primera de las pruebas que Jesús de Nazaret tendría que superar en lo sucesivo.

Las similitudes entre estos hechos y la realidad política y social en la que vivimos, aunque pueda parecer mentira, es la misma, el hilo conductor de la traición da forma y estructura a ambas realidades.

La traición continua y permanente que ha sufrido el pueblo vasco, en todos estos años no les ha permitido tomar resuello, ni pensar en determinados momentos por ellos mismos. Fuisteis traicionados por aquellos que como hecho fundacional abrazaron al odio, la muerte, la extorsión y el asesinato. Fuisteis traicionados por aquellos que ante tan ignominiosa situación optaron por la equidistancia y el manejo político de la circunstancia. Además fuisteis traicionados por aquellos otros que a toda costa intentaron sacar rédito político enfrentando a las diferentes comunidades.

Bien, compañeros y compañeras socialistas, estamos en el momento histórico en que los ciudadanos y ciudadanas perciben que las cosas pueden ir a mejor, y es vuestra responsabilidad ética y política encauzar estas energías para salir del zulo de la amargura, abrir las alamedas como diría Allende, y si alguien alberga algún tipo de duda ante estos hechos, pronto tendrá una muestra inequívoca de que esto es así, veremos con asombro y pavor como el PNV y el PP se unen y cierran filas a los socialistas ante la nueva situación, si no al tiempo.

Por todo, quiero deciros que debemos ganar todas las elecciones, estas y las próximas. La democracia debe inundar y cauterizar todos los rincones donde el sórdido odio haya anidado, ningún socialista del país podremos sentirnos libres, mientras que el título de Lehendakari no recaiga sobre un socialista vasco.

15 mayo 2007

Aires de libertad

Sevilla, 15 de mayo de 2007


La Humanidad nunca ha seguido una trayectoria constante a lo largo de su historia. Hemos progresado e involucionado alternativamente; del período Clásico pasamos a la oscuridad del Medievo; de éste, a la luz del Renacimiento y así, sucesivamente hasta nuestros días. Si bien esto es una realidad, no lo es menos que también se han dado fechas concretas que marcaron un antes y un después y cambiaron la cultura en occidente para siempre.

Ocurrió en 1789, año de la Revolución Francesa, cuando el periodista Camille Desmoulins, encima de la mesa de un café, incitó a tomar la Bastilla. La multitud lo hizo y junto con la prisión cayeron para siempre el sistema feudal y el Absolutismo. La Revolución definió la libertad como un derecho natural del Hombre a actuar sin interferencias de ninguna clase; en ella se encuentra la Declaración de los Derechos Humanos que conocemos hoy.

Como mujer, como ciudadana y como socialista, creo firmemente que el 27 de mayo de 2007, día de elecciones en todo el país, en Euskadi será nuestro 14 de julio, cuando una multitud pacífica se dirija a las urnas para ejercer su derecho al voto. Tengo la convicción en esta ocasión de que los socialistas vascos, junto a los ciudadanos/as de bien que a través de los votos sean depositarios de la confianza del pueblo, cambiarán el curso de la historia.

En cada alcaldía que consigamos ganar, se pasará de “patria” y “pueblo” a hablar de “ciudadanía” y “derechos”.

La servidumbre del totalitarismo; los que hablan en nombre del pueblo esgrimiendo la verdad absoluta; quienes lo consintieron durante años; los que se envuelven en los colores de la bandera de otra patria pasarán a formar parte del pasado.

Como el 14 de julio de 1789, cada voto depositado en las urnas que contenga las siglas del PSE/EE, será un soldado sin armas, dispuesto a combatir por los derechos y las libertades de la ciudadanía frente a los absolutistas de origen divino y los salva–patrias.
Vosotros/as, socialistas vascos, sois una minoría dentro de toda una ciudadanía que, por avatares del destino, aún no conocéis de manera plena lo que significa vivir en democracia. Sin embargo, más temprano que tarde podréis exigir responsabilidades a quienes convirtieron a generaciones de vascos en víctimas y verdugos.

Todo esto comenzará de manera imparable el 27 de mayo de 2007, cuando el fanatismo y la patria den paso a las libertades de los ciudadanos y ciudadanas.

12 mayo 2007

El factor humano

Sevilla, 12 de mayo de 2007
A la hora de pedir el voto para una formación política en las próximas elecciones municipales, debo ser cuando menos honesta desde el principio y argumentar de manera coherente porqué y para qué solicito la confianza de los ciudadanos y ciudadanas a través de las urnas para llevar a cabo nuestro proyecto político. Esto debería ser así siempre, pero en algunos casos la historia parece que nos pone a prueba.

Los socialistas del País Vasco no se enfrentan a adversarios normales y corrientes, de carne y hueso: las formaciones a las que han de vencer no son de este mundo. Tienen ante sí a los iluminados, a los elegidos y a los apocalípticos. Son las únicas definiciones que encuentro para calificar a Batasuna, al PNV y al PP de Euskadi.

Los primeros, por sectarios en su proximidad a ETA, han justificado el asesinato, la extorsión y el miedo en aras de un bien mayor.

Los segundos, en su calidad de elegidos, han terminado por creerse que son los únicos legitimados para ostentar el poder en cada momento porque son los únicos interlocutores válidos; título adjudicado por ellos mismos no por sus superiores capacidades, sino única y exclusivamente por su origen.

En cuanto a los terceros, durante los últimos años se han dedicado a anunciar las catástrofes que nos aguardan sino son ellos con su forma de entender el Estado los que nos gobiernen. Algo que resulta paradójico si echamos la vista atrás unos sólo pocos años y recordamos la escenificación de la supuesta concordia en forma de abrazo que se dieron el señor Arzallus con el entonces recién llegado a la presidencia del gobierno don José María Aznar en el aeropuerto de Sondika. En la siguiente legislatura, asistimos a una representación algo más agria, con un presidente Aznar que trató de enjuiciar a los dirigentes del PNV y con un Xabier Arzallus que, paraguas en mano, arengaba a sus seguidores en las escalinatas del Juzgado.

Así ha sido la política en el País Vasco en los últimos años: grandes palabras, gestos estridentes y una contradicción manifiesta; una y otra vez, de manera que los derechos de la ciudadanía se han visto relegados al más absoluto de los limbos. Por tal razón, entre tantos y tan falsos mesías, ha llegado la hora de llevar a cabo auténticos proyectos políticos que hablen de mejorar la educación, la sanidad, el alcantarillado, que se ejecuten programas de ayuda para la desintoxicación, de la formación de ayuntamientos participativos para mejorar la vida de la ciudadanía, sean del color político que sean…

Por todo esto pido el voto para mi formación, el Partido Socialista de Euskadi (PSE/EE). Nosotros sólo somos humanos dispuestos/as a trabajar día a día por las mejoras sociales de vecinos y vecinas. No somos ni iluminados, ni elegidos ni apocalípticos ni semi dioses de un país lejano: tan sólo somos gentes con vocación de servicio.

11 mayo 2007

Ladrones de risas

Sevilla, 10 de mayo de 2007
El sentido del humor es uno de los sentimientos más humanos que conozco. Gracias a él podemos liberarnos de nosotros mismos y reírnos de aquellos aspectos de nuestra personalidad que menos nos gustan. Puede tratarse de una de las mejores terapias que la vida nos ofrece. Gracias al humor, situaciones difíciles o incluso dolorosas nos pueden hacer conectar con nuestro lado más fuerte.

La risa, cuando se convierte en ironía, en ocasiones incluso llega a desafiar a la propia muerte. El epitafio que reza en el mausoleo de Groucho Marx (“Perdone que no me levante”) nos arranca una sonrisa. Cuando queremos recordar a personas queridas que han fallecido, solemos hacerlo narrando detalles alegres de sus vidas, así como ocurrencias suyas que, a medio camino entre lágrimas y sonrisas, logran hacernos reír.

En la política como en la vida, los ciudadanos y ciudadanas de este país deberíamos ser capaces de hacer frente a las críticas políticas y a las descalificaciones con ironía y socarronería, aplicando el gusto por la vida con desparpajo.

Hasta algo así, desde mi punto de vista como socialista, parece querer arrebatarnos el PP. No basta con tratar de crispar a todo un país, atacar a sus instituciones y mentir de manera desconsiderada y burda con tal de conseguir el desgaste político del Gobierno. Ahora además pretenden amputarnos y, de hecho lo consiguen, el sentido del humor.

¿Cómo puede una recurrir a la ironía cuando el ex – ministro del Interior, en el cargo cuando se cometieron los atentados del 11 de marzo, el señor Ángel Acebes, hace declaraciones como las siguientes: “El señor Zapatero ha utilizado a Isabel Pantoja como Felipe González utilizó a Lola Flores”? Y en un “más difícil todavía”: ¿cómo emplear el humor cuando se escucha al señor Aznar hacer bromas con los mensajes que lanza la Dirección General de Tráfico al afirmar que nadie tiene porqué conducir por él y mucho menos decirle cuántas copas puede tomarse antes de ponerse al volante? Podría seguir poniendo ejemplos, pero creo que todos y todas conocemos bastantes de ellos, por lo que no creo que sea necesario enumerarlos.
El Partido Popular, con todos sus dirigentes a la cabeza, han logrado lo imposible: han pasado de ser vendedores de tristezas a convertirse en ladrones de risas.

Hasta principios del siglo XX, en las Montañas Rocosas de Estados Unidos existía la figura del comedor de pecados. Normalmente eran personas desequilibradas y marginales dentro de la comunidad a las que, cuando había un entierro, se les pagaban unas pocas monedas y para las que se depositaba comida al lado del ataúd del difunto. El rito se basaba en que, cuando ingerían los alimentos, los hechos reprobables que el finado hubiera cometido en vida pasaban a ellos.

Pues bien, si estuviéramos a principios del siglo XX y la superstición no fuera tal, sino algo real, dudo que en todo el Estado hubiera suficientes rocas y comedores de pecados para limpiar la conciencia de los dirigentes del PP.

01 mayo 2007

Tolerancia Cero

Sevilla, 1 de mayo de 2007

Siempre he mantenido que cualquier divergencia de opiniones debe resolverse en el seno de las estructuras del Partido. Esto en cuanto a política interna se refiere. Sin embargo en otros casos, el silencio o la falta de actuación nos pueden convertir en cómplices de hechos de los que de ninguna manera un socialista puede tomar parte.

La sentencia que condena al Servicio Andaluz de Salud a pagar 130.000 euros a un trabajador con una discapacidad del 66% por acoso laboral es una vergüenza para todos los socialistas, en especial para los cargos medios de libre elección que no cumplieron con su obligación de defender las estructuras democráticas de un Servicio Público que pertenece a los andaluces y andaluzas.

En cuanto a los maltratadores/as, debería ser la propia Junta de Andalucía la que se personara como acusación popular contra un grupo de indeseables que no deberían tener cabida en nuestras instituciones en lugar de recurrir, como ha hecho, la sentencia. La destitución del director de Recursos Humanos, que por acción, omisión o desconocimiento permitió que se llevaran a cabo unos hechos tan delictivos como repugnantes, debería haber sido inmediata. Los socialistas andaluces por trayectoria e ideología no podemos permitir ni la tolerancia ni la impunidad de estos hechos.

Ser socialista supone ante todo un compromiso con la Justicia Social, con la Solidaridad, con los más desfavorecidos, así como una lucha constante contra la injusticia. Si hay una sentencia que confirma los abusos cometidos por los trabajadores del SAS y la irresponsabilidad de los cargos medios y los supervisores/as que los permitieron, debemos asumir los errores para que no vuelvan a ocurrir y mostrar nuestro apoyo y solidaridad socialistas a la víctima en vez de tratar de dar inmunidad y mucho menos defender a los verdugos/as.

En aras de la Justicia Social como el mayor bien que los socialistas podemos otorgar a la ciudadanía andaluza mientras permanezcamos en el poder, de ningún modo pueden admitirse tales hechos, ni el intento de taparlos mediante recursos. Si nuestros dirigentes no entienden que la tolerancia debe ser cero y no cesan de inmediato a los cargos responsables del funcionamiento democrático de las instituciones, nosotros, las bases, se lo exigiremos.

El partido lo forman aquellas personas que a diario, desde que nos levantamos, procuramos aportar algo bueno a nuestra comunidad de manera anónima y abnegada. Lo que ha sucedido constituye un doble agravio a la persona que debimos proteger y a todos los socialistas andaluces y andaluzas: primero por el hecho en sí, luego por el recurso interpuesto por la Junta para negarle su derecho a una reparación de su dignidad.

Las disculpas públicas, así como la destitución inmediata de los responsables y la personalización de la Junta como acusación popular es el único camino que entiendo para hacer Justicia, aunque esta sea tardía y para que hechos tan repugnantes no vuelvan a suceder.