14 septiembre 2003

El heredero

1 de Septiembre de 2003


Desde hace tiempo he encontrado similitudes entre la figura del señor Aznar y la de Fernando VII. Como quiera que el tiempo da y quita razones, el nombramiento del heredero, (ojo, no digo sucesor) me confirma que el presidente de gobierno ha aceptado muchas de las reglas democráticas porque no ha tenido más remedio que hacerlo, porque la que ha estado en sus manos vulnerar, de una manera u otra lo ha hecho.

El proceso de elección del señor Rajoy pertenece más a la monarquía absolutista de Fernando VII que a la España democrática del 2003. Me recuerda tristemente que hay dentro del Partido Popular representantes del Antiguo Régimen, igual que los que tiraban del carro de Fernando VII al grito de “Vivan las cadenas” una vez este hubo instaurado su monarquía absoluta.

Si cierto es que el proceder del señor Aznar deja mucho que desear en cuanto a democracia interna, que debe ser el motor de una decisión de gran calado dentro de un partido político, no es menos cierto que Rajoy se ha dejado elegir de esta manera, lo que dice todavía menos a su favor.

Nos encontramos ante un señor que nos tendrá que aclarar si es el candidato del PP a las próximas elecciones, o si en cambio será el encargado de negociar y correa de transmisión del señor Aznar en todas las decisiones que vaya a tomar en el futuro. El señor Rajoy es un candidato con hipoteca y con un déficit muy notable en convicciones democráticas y de autoestima política.

Sólo esto justifica que se haya dejado elegir de esta manera. Un político que aspira a ser presidente de gobierno se debe a su ideología y a los votantes, no presentarse a unas elecciones democráticas con el aval de no ser un representante de la mayoría de un partido, sino el hombre de paja o de confianza del actual presidente de gobierno.

Una de las últimas decisiones que como vicepresidente de gobierno ha tomado su señoría ha sido la de no pedir la extradición de los militares argentinos acusados de torturas y genocidios.

Si tengo que ser franca, es algo que viendo su trayectoria y la del gobierno actual no me sorprende en absoluto, pero lo que me gustaría recordarle es que hace unos años usted defendía la legalidad y la justicia, y el estado de derecho a ultranza, aunque esto favoreciera a los criminales etarras.

Por lo cual, una decisión como la suya dentro del gobierno solo tiene dos explicaciones: la primera, que cuando decía que el estado de derecho y los derechos humanos había que cumplirlos, mentía sin ninguna cortapisa; o bien que usted considera que los ciudadanos, entre ellos muchos españoles, que estos militares argentinos torturaron y asesinaron merecen menos justicia que los etarras y sus derechos, que usted defendía cuando estaba en la oposición.

11 septiembre 2003

El club de la comedia

11 de Septiembre de 2003

Qué grandes actores se ha perdido el Club de la Comedia al dejar fuera a dos cómicos tan magníficos como Rajoy y Aznar. Qué gran desperdicio para el humor de este país, la mordacidad de estos personajes roza la perfección. El manejo de las palabras, justas y necesarias, y apoyadas por gestos que les otorgan el énfasis preciso, hace de ellos grandes maestros de la risa.

Estos dos excelentes cómicos, que se prodigan generosamente, suelen tener en sus mítines políticos unos seguidores fieles a los que cualquier cosa que digan o que hagan les produce la risa de inmediato, pero esto es porque son buenos cómicos, no porque los espectadores de sus representaciones sean militantes del PP.

De tal manera su sentido del humor es sutil y brillante que yo, que me considero muy poco dotada para los temas cómicos, me siento inclinada a emularles, eso sí, entendiendo que no puedo aspirar a tanta excelencia.

Una de las historias más divertidas que le he escuchado al señor presidente de gobierno, y que arrancó carcajadas de los asistentes de manera inmediata, era que una señora se fiaba de él porque podía olvidarse el bolso a su vera sin que él lo abriera. La historia tiene tanta gracia que yo no puedo por menos que comentarla y hacerla más extensa, recordándole a él y a dicha señora que a usted y a los que pertenecen a su misma clase no les hace falta abrir el bolso de nadie, porque durante 40 años sus familias metieron la mano en la bolsa de todos los españoles. No me digan que esto no es gracioso. Claro que todavía lo fue más que intentara retira el PER, perjudicando así a andaluces y extremeños, mientras recogía la cola del vestido de novia que lució su hija, la gran princesa de la democracia, como algún periodista la definió.


Pero en honor a la verdad quiero decir que el señor Rajoy, cuyo nombre de guerra empieza a ser conocido (Plastidecor le llaman), ya saben ustedes, por aquello de los hilillos de plastilina, tampoco se queda atrás en esto de la comicidad. Al señor Plastidecor se le conoce políticamente por ser el apagafuegos del PP, el tipo de persona que esconde la basura debajo de las alfombras, como en el caso Naseiro. No me digan que no es tronchante que ahora actúe como un gran estadista.

En definitiva, forman un buen dúo cómico, quizás no tanto como el gordo y el flaco, o como Abbot y Costello, o Martes y Trece, pero démosles tiempo que seguro que lo consiguen.