15 octubre 2006

Discriminación, Religión y Mujer

Sevilla, 15 de octubre de 2006


Es difícil encontrar motivos de acuerdo entre las diferentes culturas ideológicas y religiosas, en este último caso los comportamientos y las maneras de pensar parecen opuestos en sus sentidos, pero no es así, las tres grandes religiones monoteístas: Hebrea, Cristiana y Musulmana tienen un vínculo en común en el que han coincidido a lo largo de los tiempos. Su actitud hacia la mujer; en todas ellas a lo largo de la historia se nos ha perseguido, sometido, manipulado y marginado por igual.

En la actualidad la utilización del velo por parte de las mujeres musulmanas no deja de ser un recordatorio, de todas las privaciones de derechos que las mujeres hemos tenido en las sucesivas etapas de la historia.

En Europa durante el medievo las mujeres estaban obligadas a usar velo, como en la actualidad lo están gran parte de las mujeres musulmanas, el no usarlo era motivo de castigo, hostigamiento y persecución, esto que a día de hoy nos parece increíble, debería situarnos en la idea que se tenía de nosotras en aquellos tiempos.

Para San Agustín el más ilustre de los padres de la Iglesia: “La mujer era un ser inferior y no estaba hecha a imagen y semejanza de Dios, corresponde a la Justicia así como al orden natural de la humanidad que las mujeres sirvan a los hombres. El orden justo solo se da cuando el hombre manda y la mujer obedece”. San Ambrosio afirmaba: “La mujer sólo es fuente de vicio y dona la valiosa alma al varón”. Para San Honorio, “Ninguna mujer es grata a Dios”. Con estos precedentes se puede entender que una de las oraciones de aquellos tiempos era la siguiente: He sido engendrada en el pecado y en el pecado me engendró mi madre.

Con esta trayectoria ideológica, podemos entender fácilmente que la emancipación de las mujeres en occidente no fue fruto de ningún regalo, ni de ninguna evolución, tuvo que mediar la lucha de las sufragistas por el voto. Tomando su relevo las feministas por la igualdad en derechos y obligaciones con el hombre. Siendo los partidos progresistas de izquierdas, entre ellos el socialista, los primeros en tomar conciencia y apoyar a las mujeres en su lucha, para que se nos considerara, nada más y nada menos que personas. Muy al contrario los partidos conservadores de derechas intentaron dilatar las injusticias que las mujeres padecíamos. Mantengo en mi memoria como la UCD de los 70 y 80 se oponía y votaba en contra de la Ley de divorcio y al Derecho de la mujer a interrumpir libremente el embarazo cuando este no era deseado.

En la actualidad en la Europa de 2006, nos encontramos que las corrientes migratorias nos hacen confluir y compartir nuestra cotidianidad social y el día a día con ciudadanos y ciudadanas de otros países que profesan costumbres y formas de pensar muy diferentes a la nuestra. En ningún caso se puede discriminar, ni criminalizar a las víctimas, ni verlas como una amenaza contra nuestras libertades, una mujer que se tapa la cabeza con el velo y además exige su derecho a hacerlo, no es otra cosa que una víctima de una educación machista y segregacionista, que no ha conocido otra cosa, como no la conocimos las mujeres occidentales, hasta bien entrado el siglo XX.

Es por tanto obligación de los hombres y mujeres progresistas en general y de los socialistas en particular el contribuir a la emancipación humana y cultural de este colectivo, así como hacer frente a cualquier tipo de racismo o discriminación que los colectivos de inmigrantes puedan sufrir en nuestro país. Pablo Iglesias siempre defendió la igualdad entre sexos, en tiempos mucho más duros que los actuales, como todos y todas sabemos. Hagámosle honor a nuestro fundador defendiendo los principios morales y universales en los que creía.