28 mayo 2006

Irak, el enemigo inexistente

27 de mayo de 2006


Dante, en su Divina Comedia presentaba el infierno con una continuidad de nueve anillos, en el cual los pecadores pagaban sus culpas. Si lo hubiera escrito en la actualidad, no me cabe duda de que le hubiera añadido un décimo para dar albergue al ejecutivo anterior, con el señor Aznar como presidente y el señor Rajoy desempeñando el cargo de vicepresidente. Este gobierno tomó la decisión de participar en una guerra que se ha cobrado más de 40.000 vidas, ha producido innumerables heridos, amputaciones graves y ha dado lugar a personas que padecerán trastornos psicológicos de manera permanente.

Se confirma que Irak en ningún momento dispuso de armas de destrucción masiva que estuvieran dispuestas y a punto de entrar en acción. Por lo tanto, no se puede afirmar que Sadam Hussein fuera una amenaza inminente contra Europa y América. De igual forma se certifica que no tenía ningún tipo de contacto con redes terroristas, ni mucho menos les daba adiestramiento, ni las financiaba.

La única explicación que dan los señores Bush, Blair o Aznar para justificar la masacre, es la de haber dado la libertad al pueblo Iraquí al terminar con el mando del tirano, en el sentido, como es lógico, institucional.

No puedo pedir explicaciones a mandatarios extranjeros, pero como ciudadana española sí que puedo exigírselas a los dirigentes políticos españoles que en su día tomaron la decisión de participar en la guerra; sigan a día de hoy activos en la política (Rajoy) o no (Aznar).

El error cuando cuesta vidas humanas es deplorable, por negligente y absurdo; pero cuando las decisiones se basan en mentiras, estas se convierten en delitos.

Los ciudadanos de este país desconocemos cuál fue la fuente de información que el ejecutivo anterior dio por fidedigna para, de manera colegiada, o sea entre todos, según nuestra Constitución, tomaran la decisión de hacernos participar en una guerra a la que Naciones Unidas nunca dio su aprobación. Por lo tanto era, es y seguirá siendo ilegal.

La situación de Irak es tan precaria que ni siquiera se puede afirmar que como mínimo se acabó con la dictadura de Sadam y que esto fue bueno. Lo único de lo que podemos tener certeza es que cuando las tropas se marchen de allí, lo harán sabiendo que se ha producido la paradoja de que destituyeron a un tirano para hacer germinar a muchísimos más: numerosos jefes terroristas que masacran a la población civil y que están esperando al acecho para tomar el poder e imponerse a sangre y fuego.

La muerte, la tortura, la miseria y los asesinatos a modo de represalias que cada día vamos conociendo, ejercidas por las tropas liberadoras, es una vergüenza democrática para todos/as aquellos que optaron por la acción bélica. Estos actos, para mí y creo que igual para todos/as los que no estuvimos de acuerdo con la invasión de Irak, no tienen fecha de caducidad por más que lo quiera el Partido Popular. En el uso de mis derechos constitucionales seguiré pidiéndoles explicaciones, hasta que las den o hasta que la justicia decida.