Incitación al odio
27 de febrero de 2006
En la última manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo el pasado 25 de febrero de 2006, al frente de la cual estaba su presidente el señor Alcaraz y que contó con la participación de importantes dirigentes del PP como el señor Acebes, el señor Rajoy y el ex – presidente de gobierno, el señor José María Aznar, se dejó patente su más absoluta negativa a cualquier proceso de negociación con la banda terrorista ETA para lograr la paz. Es su perfecto derecho manifestar tal desacuerdo, pues uno de los pilares de cualquier democracia es el derecho de expresión, como no podía ser de otra manera. Se corearon eslóganes de todo tipo, como suele suceder en estos casos. Hasta aquí todo es lógico y lícito.
Sin embargo, la situación deja de ser lógica y lícita cuando en una pancarta se podía leer (cito textualmente) “Zapatero vete con tu abuelo”. Al margen de la zafiedad de la proclama, no dejan de ser evidentes la falta de honor y de ética de quien la escribió y su total ausencia de respeto al presidente del gobierno.
El abuelo del presidente Zapatero fue asesinado junto con otros muchos militares que permanecieron fieles a la república y no se unieron al golpe de estado que un puñado de traidores perpetraron contra la patria. Por lo que pienso que, lamentablemente, quien estaba portando esa pancarta pedía lo mismo para nuestro presidente.
Si de por sí esto ya es grave, lo fue aún más que en ningún momento nadie de la organización la hiciera retirar. No sería por falta de capacidad o de medios, ya que la contratación de autobuses, el pago de los mismos, así como la escenificación de la protesta por parte del señor Alcaraz fueron todas actividades impecables. No obstante, nos encontramos con que, entre las risas de Aznar y Rajoy, la pancarta que pedía el asesinato del presidente circulaba libremente entre gritos de “Zapatero embustero” y otras lindezas que no repetiré aquí.
Cuando se apuesta tan abiertamente por la crispación y se intenta despojar al adversario de cualquier tipo de representación digna y valor moral, se está alentando a los exaltados y a los extremistas de derechas, ofreciéndoles la impresión de que cualquier acto que cometan es lícito por estar arropados por una gran masa que los apoyan, entre ellos los líderes de la oposición y el ex – presidente del gobierno.
La historia reciente nos demuestra que animar a los extremistas es un riesgo real, no una exageración de quien suscribe. El 4 de noviembre de 1995 fue asesinado el primer ministro israelí Isaac Rabin. La gran paradoja de este magnicidio fue que no lo ejecutó ninguno de sus antiguos enemigos, con los que estaba intentando llevar a cabo un proceso de paz, sino que lo mató un militante de extrema derecha compatriota suyo, ante el estupor del mundo entero.
Antes de aquel abominable crimen se habían sucedido manifestaciones que acusaban a Rabin de traidor, embustero y amigo de los terroristas. Todo esto pudo hacer pensar al criminal que su terrible acto era justo y bueno para su país. Así, un 4 de noviembre, burlando al que quizás sea el mejor servicio de seguridad del mundo, apretó el gatillo y acabó con su vida.
14 Comments:
Como creyente le pido a Dios que José María Aznar acabe, donde se merece, juzgado en el Tribunal de la Haya por crímenes contra la Humanidad.
Dignos hijos y nietos de sus padres y de sus abuelos. Son veneno y la maldad hecha persona.
Aunque nos pueda parecer a veces imposible que pueda haber gente tan mala, ahí los tiene. Lo peor es que son espejo para unos cuantos tan miserables como ellos.
Asesinos que dejan huellas ensangrentadas que corrompen día a día esta España nuestra (nuestra aunque les pese).
Es cierto eso de que una de las dos Españas ha de rompernos el corazón. A mí Plumilla me lo ha roto las dos. Pero eso no me hace no saber donde estoy y por qué lucho.
Un abrazo fraternal, se que tu también tienes la convicción honesta de que merece la pena no rendirse, y por eso siempre nos das tanto con tus artículos.
No me gustan los fachas.
Los fachas los odio.
P.D.: No lo puedo remediar.
Quiero que más pronto que tarde deseo que se haga justicia y sea llevado a Jose María Aznar al Tribunal de Derechos Humanos de La Haya por crímenes contra la humanidad.
María como te gusta la autonomía,
Manué con el cacique ¿que vamos a hacer? pole vamos a dar para pa pa pa, para pa pa pa
Lo mas atroz de la gente mala es el silencio de la gente buena.
Estupendo blog. Lo acabo de descubrir, pero en cuanto me pase por mi administrador te pongo en la lista de recomendados.Veo además que nos interesan temas similares...
Un abrazo, y lo de Loquillo: a por ellos, que son pocos y cobardes!.
Acabo mareado de tener cada día que rebatir interiormente las desfachateces de los desahogados.
Para salvaguardar mi salud mental hago esto:
Como la tele tiene mando a distancia, hay gente que en mi casa no tiene voz (voto no ha tenido nunca), en cuanto aparecen les corto el sonido, porque de aquellos a quienes les vale todo, no me sirve nada.
Antes muerta que fachilla, ay que fachilla, que fachilla.
El abuelo de Zapatero y una política dirigida a buscar vencidos de la Guerra Civil: las víctimas de ETA
“Cuentan los ancianos del lugar que allá en la serranía leonesa, durante la Guerra Civil, una partida de milicianos andaba a la captura de un grupo de falangistas, cuando toparon con uno de ellos que se había quedado rezagado de sus compañeros. Los milicianos se dispusieron a fusilarle cuando el comandante bajo cuyo cargo estaban les ordenó que, en lugar del fusilamiento, le enterraran en el suelo de forma que sólo saliera fuera la cabeza, y practicaran con ella el tiro al blanco. Semejante angelito, que hoy dejaría en pañales a esos que se dedican a la decapitación en nombre de Alá, fue fusilado, sí, por los nacionales, después de un Consejo de Guerra, que esa es la parte que no se cuenta".
"El caso es que los ancianos del lugar, o al menos uno de ellos, tuvo ocasión de contar esta historia a dos compañeros periodistas, trabajadores en un grupo mediático que no se distingue por su proximidad al PP, que acudieron en busca de testimonios que avalaran la imagen de alma cándida del citado comandante, cuyos descendientes adoran de él su pasión por los humildes, y hacen de su memoria una guía de sus actos. Un espíritu candoroso cuyo recuerdo mejor permanecería enterrado, al igual que los de aquella contienda que sólo traen tristeza y amargura. Animales hubo en los dos bandos, y seguro que ejemplos como el citado se podrán contar por miles a uno y otro lado de esa línea divisoria que es el odio. Por eso a esos muertos, a sus fantasmas y a sus espíritus es mejor enterrarlos y dejarlos descansar en paz, porque resucitarlos puede llegar a ser peligroso. Por cierto, no publicaron la historia”.
Perdónenme que me cite a mí mismo, pero esto lo escribía yo en las páginas de El Confidencial tal que un mes de octubre del año 2004 y ahora vuelve a estar más de actualidad que nunca. Sustituyan, eso sí, donde dice comandante por capitán, dado que ésa era la graduación del personaje de esa historia de quien la biografía oficial dice que murió un mes de agosto de 1936 fusilado por no traicionar a la República. Parece ser, por lo que he podido ir averiguando después, que en el poco tiempo que pasó desde el inicio de la guerra hasta su fusilamiento, la práctica del tiro al blanco sobre las cabezas de sus enemigos enterrados fue una práctica habitual llevada a cabo por este hombre, que luego transmitiría a sus herederos un ansia infinita de paz. ¿Que por qué lo cuento? No he sido yo el que he vuelto a traer a la memoria colectiva los desmanes de una guerra que se llevó por delante la vida de cientos de miles de españoles de uno y otro bando, sino el presidente Rodríguez al comparar la muerte de su abuelo fusilado en la Guerra Civil con las víctimas de ETA, y hacerlo delante, precisamente, de quienes han sufrido en sus carnes la huella imborrable del zarpazo del odio terrorista. Y se quedó tan pancho.
Más de una vez he expresado mi convencimiento de que aquel 6 de diciembre de 1978 en que el pueblo español se dio una Constitución, los demócratas vencíamos la última batalla contra la dictadura y, por tanto, la última batalla de aquella guerra cruel que nos enfrentó a nosotros mismos. Y eso pudo ser gracias al espíritu de concordia de la Transición, que impulsó Adolfo Suárez y que, con un enorme esfuerzo de generosidad por parte de todos, permitió cerrar heridas y superar resquemores para afrontar un futuro común en paz y libertad. Hasta que llegó Rodríguez y decidió volver a resucitar los fantasmas del pasado y reabrir las heridas de pretéritos conflictos. ¿Por qué? Porque necesita vengar la muerte de su abuelo, una promesa que parece haberle hecho a los pies de su tumba y que marca toda su vida, toda su acción política desde aquellos años en los que compartía con sus amigos de León horas de tertulia destinadas a arreglar el mundo desde las sillas desvencijadas del café Belle Epoque.
Theodor Körner decía que “la venganza es una herencia de las almas débiles que nunca se cobija en los corazones fuertes”. En esa respuesta a la madre de Irene Villa, Rodríguez se desnuda por completo, nos enseña el fondo de un corazón atenazado por el rencor, y evidencia que ha elegido el conflicto vasco como un apéndice de aquella guerra fraticida, como un corolario en el que buscar el punto y final a aquel enfrentamiento entre rojos y nacionales que tanto le atormenta. Y él, rojo declarado, quiere ahora que ese punto y final implique la victoria de los suyos, de los ‘buenos’, y ha situado a las víctimas del terrorismo en el bando de los ‘malos’ en la medida que exigen la derrota del terrorismo sin condiciones. Rodríguez no sirve como elemento, como factor de unión de los demócratas, porque no puede hacerlo alguien cuyo espíritu se alimenta de tanto odio; “furor de los débiles” lo describía Daudet.
Podemos ser superficiales a la hora de analizar lo que está ocurriendo, echar mano de las hemerotecas para hacer comparaciones al uso, pero todo eso nos hará perder la referencia de la filosofía que impregna este proceso: ahora no se trata, como sí se trataba antes, de buscar la victoria de la Democracia frente al terrorismo, porque, si así fuera, no habría duda alguna sobre cuál debe ser el final, es decir, la derrota sin paliativos de los terroristas. No, el Gobierno ha aceptado plantear esto en términos de proceso de paz, lo cual implica reconocer de facto que hay una situación de guerra con dos bandos. Al asumir que el fin de la violencia debe producirse sin vencedores ni vencidos -De la Vega dixit, traicionada por su subconsciente-, sitúa a los terroristas en el mismo nivel que a sus víctimas y eso, sin duda alguna, supone otorgarles una victoria moral de indudable valor político para la consecución de sus objetivos, como se está demostrando estos días con el envalentonamiento del entorno radical frente a las víctimas de ETA.
En ocasiones, los gobiernos actúan “contrariamente al fin para el que fueron instituidos” y, de hecho, “deshacen los lazos sociales (...) y destruyen la autoridad que el pueblo les dio”. En esa circunstancia, John Locke en su segundo tratado sobre el Gobierno Civil reconoce la autoridad del pueblo, de la soberanía nacional, para rebelarse. Eso es, exactamente, lo que va a ocurrir mañana en las calles de Madrid cuando, espero, cientos de miles de ciudadanos le digan al Gobierno, a Rodríguez, que en su nombre no puede negociar con ETA una falsa paz que implica concesiones, algunas de las cuales ya son una evidencia en la medida que ha permitido la presencia de ETA en el Parlamento Vasco y que el mundo radical esté logrando imponer sus tesis aceptadas por una parte de los partidos constitucionalistas. Me refiero, claro, al documento de Anoeta que el PSOE asume casi como propio.
Algo va mal cuando son los terroristas los que ponen las condiciones para la paz y una parte de nuestros políticos lo acepta y habla el mismo idioma. Algo que tiene mucho que ver con una guerra civil y con un abuelo fusilado que actúan de detonantes de una política esquizofrénica derivada de un atentado sin precedentes, el 11-M de 2004. Y digo yo: ¿Si ponemos esto en manos de un psiquiatra?
nónimo:
El título de tu escrito es demoledor y entristecedor. Es difícil saber que puede pasar por la mente de alguien como tú para que se atreva a escribir tantísimas animaladas (por hacer uso en parte de tu lenguaje).
Dices que hubo una guerra civil a la que calificas de fraticida lo cual es cierto, podríamos añadir cainista porque no creo que hayas olvidado, más bien creo que lo has omitido deliberadamente, que esta guerra fue el fruto de un golpe de estado dónde, los que tu llamas rojos defendieron la legalidad vigente (o sea estos son los que deberían llamarse nacionales) frente a los golpistas y a los que los apoyaron y secundaron y que tu llamas nacionales, que por cierto, ganaron y sumieron a este país en una dictadura fascista durante 40 años. No aceptar estos hechos se llama algo más que ser superficial y parcial.
Es cruel y una infamia hablar de dos bandos cuando son unos los golpista y otros los agraviados. Y se desprende de tus palabras que eso lo sabes distinguir pues distingues entre victimas del terrorismo y terroristas, luego lo quieres contar mal aposta, tú allá.
También llamas a la justicia de querer devolver a los vencidos por los golpistas la dignidad de contar los hechos y que sus cadáveres dejen de estar por las cunetas, a eso, lo llamas venganza, que pobre de solemnidad eres.
Siento haber dicho esto último no te mereces tan tibio calificativo. Mis excusas.
Hablas de ETA envalentonada cuando ha anunciado un alto el fuego, no una tregua indefinida como anunció cuando Aznar dijo que sabría ser generoso. Tregua dijeron y nosotros los demócratas no estábamos en guerra con nadie. Ustedes, después estuvisteis en guerra con Irak. ¿Y ahora qué? ¿de qué vais a vivir políticamente? porque si todo sale bien el fílón que habíais encontrado en el terrorismo se os va a acabar.
Por más que mintais y penseis que os dará réditos, siempre estaremos ahí los demócratas (con nombres y apellidos) contando los hechos y haciendoos frente con nuestras armas que no disparan balas ni invaden países.
Y todo lo expuesto en tu escrito cuando no parecen excusas parece buscar coartadas para ser tan malos.
Muy triste.
ASI QUE ESTAMOS GOBERNADOS POR UNA QUE LO QUE PRETENDE ES LLAVARNOS A UNA REPUBLICA BANANERA POR EL SOLO HECHO DE VENGAR A SU ABUELO, Y QUE HA TENIDO TAN POCO PUDOR COMO PARA DECIRLE A LA MADRE DE IRENE VILLA, QUE SU ABUELO TAMBIEN LO MATARON.- COMPARANDO AQUELLA SITUACION DE GUERRA CON ESTA OTRA EN LA CUAL NO HAY GUERRA ( Y QUE DEJE DE RECONOCERLES YA DE UNA VEZ POR TODAS ESO QUE ES LO QUE PRETENDE ETA DECIR QUE ES UNA GUERRA CUANDO SOLO LOS QUE DISPARAN SON ELLOS A GENTES INOCENTES, YA NO POR SER PAISANOS EN EL CASO DE IRENE VILLA SINO QUE TANPOCO TIENEN CULPAS DE QUE ELLOS NO CONSIGAN ARRANCAR ESE PEDAZO A ESPAÑA, LOS AGENTES DEL ORDEN QUE LES HA TOCADO GANAR EL PAN PARA SUS FAMILIAS DE ESA FORMA.
POR QUE ZP SI PUEDE VENGAR A SU ABUELO A CONSTA DE LLEVARNOS A TODOS A LA QUIEBRA, MIENTRAS QUE MUCHOS DE NOSOTROS NOS TENEMOS QUE AGUANTAR SIN VENGAR NADA DE LO QUE NOS HAN HECHO Y NOS ESTAN HACIENDO.- ALGÚN DIA HOS ARREPENTIREIS LOS QUE HOS MIRAIS EN ELLOS COMO EN UN ESPEJO.
Cuando empezó la legislatura, algunos defendimos que el PP no debería entrar en el Parlamento mientras Rubalcaba fuera el jefe parlamentario del grupo socialista. Un sujeto que tras su catastrófica trayectoria en Educación, tras su criminosa defensa del Gobierno del GAL y de todos los escándalos, fue capaz de acaudillar el golpe político-mediático del 13M es inaceptable como interlocutor para un partido cuyas sedes fueron asaltadas gracias a Rubalcaba, cuyos dirigentes fueron llamados asesinos gracias a los comandos Rubalcaba, cuya repugnante estrategia antidemocrática en la Jornada de Reflexión llevaba su marca de fábrica, mitad PSOE mitad PRISA, y cuya imputación a Aznar y el PP de ser los responsables políticos de la masacre y de mentir a los ciudadanos sobre la autoría de ella fue decisiva en la manipulación del más salvaje atentado de la Historia de España no es ni puede ser considerado un político más. El PP no debería haber tolerado que tuviera un solo cargo en el parlamento. Y si el PSOE se empeñaba en proclamarle caudillo, había que hacer su vida parlamentaria tan difícil como él iba a hacérsela al PP. No tuvieron valor y ahora, lógicamente, tendrán pavor.
La eliminación de Bono responde a la negociación con ETA, para controlar el material del CNI que, en cualquier coyuntura, puede cargarse los términos de la claudicación. Lo de menos era y es Defensa. El nombramiento de Alonso tiene esencialmente ese fin: el control de los servicios de inteligencia y su puesta al servicio del pacto con los etarras. Y en cuanto al nuevo Ministro del Interior, mezcla de Beria y Fouché, es la garantía de que la negociación con los terroristas etarras la hará el que tiene a su cargo a los presos y el que carece de cualquier escrúpulo moral para hacer mangas y capirotes del Estado de Derecho y para perpetrar a costa de la dignidad nacional lo que sea y como sea para seguir en el poder y destruir al adversario político o mediático. Que no es la ETA, por supuesto, sino el PP y la media España que representa.
Viendo el bodrio de Estatuto Catalán que Rubalcaba ha prohijado –antiliberal, antidemocrático y antinacional– podemos hacernos una idea de los pactos a que puede llegar con ETA. Si Alonso, al que no sé por qué ha tratado con tanta deferencia Rajoy, fue capaz de detener ilegalmente a dos militantes del PP por una supuesta agresión a Bono que jamás se produjo, ¿qué no hará Rubalcaba? Si Alonso sigue sin investigar los capítulos más sórdidos del 11M, empezando por la profanación de la tumba del GEO y continuando con la siembra de pistas falsas para extraviar al juez del Olmo, ¿qué no hará Rubalcaba para borrar todas las huellas de la masacre cuyas pistas se ha encargado de enmarañar y cuyo conocimiento de la trastienda criminal es sin duda mayor de lo que ha dicho y se nos ha dicho?
Este es un gobierno para el terror porque se ha hecho para entenderse con ETA y liquidar la investigación del 11M. Y produce terror entre todos los ciudadanos decentes porque se ha puesto la policía en manos del sujeto con menos escrúpulos de España. Los resultados los veremos muy pronto. Viendo los del pasado, del GAL al 13-M, no hace falta mucha imaginación para saber qué nos deparará el futuro: mentira sobre mentira, infamia sobre infamia y manipulación sobre manipulación. Rubalcaba es la verdadera cara de Zapatero, que a su vez es la sonrisa de Rubalcaba. Preparémonos para lo peor, que siempre será menos de lo que Rubalcaba es capaz de maquinar y perpetrar.
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