29 enero 2006

Cuando Dios cambió de sexo

29 de enero de 2006

Sostiene el antropólogo Marvin Harris que, en las primeras bandas o tribus organizadas de humanos, nómadas recolectores y ocasionales cazadores, las divinidades eran en su inmensa mayoría de condición femenina. Este elemento aún perdura en ciertas culturas que veneran a la Madre Tierra o a la naturaleza.
Fue a partir de que se produjeran los primeros asentamientos permanentes (dando lugar al fenómeno conocido como sedentarización, que propició exceso de producción y la especialización en el trabajo) cuando esto cambió. La necesidad de proteger los bienes producidos provocó que en estas sociedades aparecieran los guerreros, sacerdotes y reyes. Se imponía cambiar la caza por la guerra. De esta manera, los individuos más agresivos de la sociedad se hicieron con el poder.
Así pues, aquellas divinidades que habían sido adoradas anteriormente, como la Madre Tierra, ya no les resultaban convenientes. Surgieron dioses masculinos y guerreros que ocuparon el lugar más relevante: Marte, Odín, etc. En este punto de la historia humana, la mujer ya empezaba a ser discriminada por su condición femenina, y a ser desposeída de los valores tradiciones que hasta entonces habían residido en ella; desaparecían la igualdad y la estabilidad que tiempo atrás había gozado.
No sólo la mujer perdió derechos por esta nueva situación: a los individuos que no participaban de esa agresividad, aunque hombres, se les relegó a papeles secundarios y perdieron toda capacidad de decisión. Por su condición de personas no violentas ni proclives a la guerra y a la destrucción, no interesaban ni a gobernantes ni a sacerdotes.
Este esquema se ha repetido durante los últimos 35000 años, y de cierta manera continua vigente en la actualidad, aunque algunas estructuras se han modernizado y han cambiado aparentemente. No obstante, si queremos una representación actual de estas castas de sacerdotes y guerreros, sólo tenemos que echar un vistazo al PP. Si buscamos una prueba de su agresividad, la podemos encontrar en los aplausos y en los vítores que sus diputados se dedicaban unos a otros cuando se aprobó la intervención de nuestro país en la guerra de Irak.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Plaf, ¡toma bofetada!

5:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me ha llamado mucho el título de este texto. Luego, al leer el contenido, no he quedado defraudado. Enhorabuena

7:40 p. m.  
Blogger Un soldado olvidado said...

Como pastiche antropológico no está mal, pero no hacía falta remontarse al hombre cavernario para poner a parir al PP, y menos usar teorías manidas y no demasiado ciertas para justificarlo. ¿No da el PP bastantes razones actuales? La verdad, creo que hay que actualizarse un poquito en antropología.

1:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Vale, PacoVila. Dime exactamente (te hablo como estudiante de antropología) qué teorías expuestas son las "no demasiado ciertas". No se trata de montar una pequeña tesis, sino de dejar claro que el discurso pseudopatriótico del PP está lejos de ser civilizado y actual.

5:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Los del partido popular son cuando menos miserables y siento discrepar contigo Plumilla, pero no creo que los cavernicolas lo fueran todos. En cambio en este partido el menos malo es un miserable y un carroñero. Además son unos apátridas, su única bandera es el dinero(lo quieren todo para ellos y sus amigos) a costa de enfrentar a hermanos, y de tratarnos como primos.

8:30 p. m.  

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