21 enero 2006

IV. Los nuevos bárbaros

2003
La historia va y viene. La evolución social tiene altibajos, su progresión no es constante. Tenemos pruebas de ello, sólo hay que mirar atrás para ver qué supuso para Occidente la caída del Mundo Antiguo, y tras él la aparición de la Edad Media.

Tuvieron que pasar siglos hasta que de nuevo el hombre consiguió articular una sociedad que le permitiera evolucionar en todos los aspectos, desde la cultura a la economía y la ciencia.

Al contemplar algunos líderes europeos y al presidente Bush me pregunto si estamos en un nuevo retroceso social. Aznar, Blair, Berlusconi y Bush ¿serán estos los nuevos bárbaros?

Examinando los últimos acontecimientos, estoy por asegurar que sí lo son. Incluyo en la lista al primer ministro británico porque el ser militante socialista no me disminuye mi visión analítica de la realidad. Aunque el señor Blair hipotéticamente se pudiera considerar afín a mi partido por ser laborista, la realidad y la verdad no admiten condicionantes de ningún tipo. La actuación de estos cuatro representantes políticos en una guerra al margen de Naciones Unidas, violentando la legalidad internacional, nos coloca de nuevo ante la ley de la jungla. Esto es, el que sea más fuerte, el mejor armado, y el más agresivo es el que dicta las normas a los demás. Y si esto es vergonzoso desde cualquier punto de vista social y del derecho internacional, si cabe lo son más las explicaciones que se están dando después de la intervención militar. Tres meses más tarde no se han conseguido encontrar las armas de destrucción masiva, ni establecer en ningún caso la conexión internacional del régimen con el terrorismo internacional. Las supuestas pruebas que en su momento se argumentaron para la invasión, están demostradas día tras día que fueron manipuladas o fabricadas; se mintió a la opinión pública. Y todo sigue igual. Es como si los ciudadanos no contáramos, somos meros personajes de paja en un escenario en el que no tenemos nada que decir. Quisiera centrarme en un tema en concreto para explicar de manera clara mi opinión.

El señor Aznar apareció en televisión afirmando, casi suplicando, que le creyésemos que en Irak existían conexiones terroristas internacionales dispuestas a actuar de manera inmediata. Esto no me lo estoy inventando, sólo hay que recurrir a los archivos para verlos. Ahora que no aparecen dichas conexiones, ni las armas de destrucción masivas, se intenta desviar la atención con todo tipo de argucias. Pero hay una realidad indiscutible: una guerra que se empieza sin una causa justificada y termina del mismo modo. Es un acto de barbarie y el señor Aznar es un bárbaro, porque no estamos hablando de aranceles, políticas de impuestos o confrontaciones por sanciones agrarias, estamos hablando de vidas humanas, es decir, de derechos humanos. El paladín y presidente del Partido Popular no ha necesitado empuñar las armas para mancharse las manos de sangre. Ha hecho algo todavía peor, que es apoyar a los que las han empuñado, arrastrando el nombre de nuestro país por el barro y la ignominia. Y el colmo de la desfachatez nos lo encontramos en nuestra comunidad autónoma, cuando la señora Teófila sube al estrado del Parlamento y se atreve a levantar sus manos acusándonos a los de demás de lo que es ella. Sus manos y su conciencia están tan sucias como negras, debido a la muerte de los inocentes que han fallecido con su política de barbarie.